En el año 1560 el Doctor Mendizábal otorga a Villarcayo el título de Capital de las Siete Antiguas Merindades. La villa comenzó entonces su crecimiento. Algunos edificios de esa época constituyen hoy, junto a otros mas modernos, su legado patrimonial. En este destacamos el conjunto de casonas de la calle Santa Marina, las casas de la Plaza Mayor con sus tradicionales casas con galerías acristaladas y sus blasones, la torre del antiguo Corregimiento, el edificio del Ayuntamiento, el museo de Santa María la Real de Vileña, la ermita de San Roque y la moderna parroquia de Santa Marina.

Pero el principal reclamo turístico de Villarcayo se localiza en el Soto, un amplio y cuidado espacio verde a orillas del Nela destinado al esparcimiento con piscinas naturales, campos deportivos, espacios de recreo, paseos, arbolado y jardines.