Este pequeño núcleo agrícola conserva buenos ejemplos de la arquitectura popular y una sencilla iglesia. En dirección a Salazar, un antiguo camino asciende por la ladera del monte hasta llegar a la ermita de San Bartolomé. Desde esta lugar es posible contemplar el cambio brusco de paisaje entre el encajonado valle del Nela a su paso por Escaño y la amplia y suave depresión que forma el río Nela con sus afluentes, el Trema y el Trueba.