Los habitantes de Villanueva la Blanca siempre han estado vinculados a la actividad agraria. El conjunto, organizado en torno a una plaza, deja a uno de sus lados la iglesia de San Pedro, un edificio de una sola nave del siglo XVII que destaca por su interesante altar y por su gran volumen.

Villanueva encierra un buen sabor medieval que se constata en varios palacios, casas blasonadas e incluso casas tradicionales que, respetando las reglas dictadas por la arquitectura popular, presentan en sus fachadas arcos de medio punto, escudos, ventanas y otros elementos decorativos góticos, barrocos y sobre todo renacentistas.