En una zona llana cercana al río Trema, uno de los principales afluentes del Nela, se emplaza esta tranquila población. El colorido verde de la tupida vegetación de ribera contrasta con los amplios campos de cultivo que la rodean. Las necesidades de la actividad agraria han marcado los rasgos básicos de la arquitectura tradicional.

Desde hace años, en pleno verano, con el calor característico, todos los habitantes de Mozares, participan en la organización de una jornada entorno a la siega y la trilla.
Se pretende recuperar una tradición prácticamente perdida en un campo hoy en declive. Así también se da a conocer la forma de uso de los aperos de nuestros abuelos.