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Dominando la localidad se eleva la iglesia parroquial del siglo XVI que conserva en su interior un hermoso retablo renacentista. Junto a ella se ubica la casa-torre de los López de Cartes, edificio del siglo XVI que perteneció a los antiguos tesoreros de las Merindades. Hoy Horna, debido a su proximidad a Villarcayo, se ha transformado en un núcleo residencial e industrial.
En Horna se ubicaron las instalaciones de la línea férrea Santander-Mediterráneo, un gran proyecto del siglo XX que por dejadez política no vio nunca la luz.

Las modernas y respetuosas instalaciones de un campo de golf rodean al antiguo núcleo de población de Villarías. Sobre una ligera loma se encuentra la primitiva y pequeña iglesia románica que se ha restaurado recientemente. También se aprecia la transformación que se ha sufrido el Palacio de los Arce, caracterizado por sus grandes volúmenes cúbicos y por una fachada blasonada en la que impera la simetría.

En las proximidades de Villarías, en el antiguo camino que se dirigía hacia Medina de Pomar, un esbelto puente medieval salvaba el paso del río Nela.

Este pequeño núcleo de población se encuentra rodeado por las mayores extensiones de campos cerealistas de la merindad. Andino se emplaza en una llanura entre las localidades de Horna, Villalaín, Santa Cruz de Andino y Bisjueces. Varias carreteras, caminos y el olvidado trazado de la línea férrea Santander-Mediterráneo dividen las grandes propiedades agrarias.

Los campos de cereal rodean esta población que ocupa un privilegiado emplazamiento en los llanos de la Merindad de Castilla la Vieja. Al fondo la Tesla, la Sierra de Tudanca o las cumbres de la Cordillera rompen el horizonte. A pesar de su lamentable estado, el edificio mas relevante de Santa Cruz es la Torre de los Gómez de Porras, una construcción defensiva medieval de formas cúbicas.

Los amarillentos campos de cereal que contrastan con el colorido intenso de la ribera del Nela y del encinar del Alto de Bocos, rodean a este interesante conjunto que se ha estructurado a lo largo de una calle principal. En el núcleo encontraremos, además de curiosas construcciones populares, varias edificaciones que aún lucen en sus sólidas fachadas de sillería algunos elementos cultos como blasones, vanos apuntados o dinteles labrados, que nos revelan el esplendor de su histórico pasado.

Este interesante conjunto, emplazado a orillas del Trema, aún conserva un importante legado de su pasado. Hoy se conservan varias casonas que embellecen sus fachadas de piedra con escudos, arcos y ventanas de buena talla. Algo apartado del centro, el palacio de los López de Salazar, edificio renacentista con excelente fachada de sillar y exquisita decoración, ha sido reformado recientemente.

Bajo la mirada atenta de la cercana Sierra de la Tesla, este cuidado núcleo se ha desarrollado en torno al cruce del antiguo camino que desde Medina de Pomar, pasando por Villarías, se dirigía hacia los Hocinos antes de afrontar la dura subida al páramo castellano por la antigua calzada de El Almiñé. Aún se conservan muestras de su esplendoroso pasado, como podemos observar en varias casas blasonadas y en su interesante arquitectura popular.

En las cercanías del Molino de Bocos, las aguas del río Trema se suman a las del Nela, para recorrer un último y tranquilo tramo antes de llegar a su confluencia con el Ebro en Trespaderne.

Los amplios campos agrícolas que rodean este tranquilo conjunto rural dan carácter al paisaje y han constituido la principal actividad económica para las gentes del lugar. Podemos contemplar como en los meses estivales, el color amarillo, propio de los campos cerealistas, domina en la suave depresión que se extiende desde las llanas tierras de la Merindad de Castilla la Vieja hasta el Valle de Tobalina, y contrasta con el verde colorido, propio de la vegetación habitual de las riberas de los ríos.

Este pequeño núcleo agrícola conserva buenos ejemplos de la arquitectura popular y una sencilla iglesia. En dirección a Salazar, un antiguo camino asciende por la ladera del monte hasta llegar a la ermita de San Bartolomé. Desde esta lugar es posible contemplar el cambio brusco de paisaje entre el encajonado valle del Nela a su paso por Escaño y la amplia y suave depresión que forma el río Nela con sus afluentes, el Trema y el Trueba.

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