En Escanduso se localiza la diminuta iglesia de San Andrés, considerada como una de las mas pequeñas del románico universal. Su única nave y su ábside semicircular poseen contrafuertes y gruesos muros de mampostería que reducen aún mas su interior. Junto a su portada lateral se alza un pequeño campanario. En el muro existe una pequeña doble ventana con forma de llave que nos recuerda otros estilos artísticos. La iglesia, de formas toscas, carece de la peculiar decoración propia del románico.
Desde su nacimiento en la cercana Cordillera Cantábrica, las aguas del río Nela han modelado un característico paisaje en el que destaca la curiosa población de Puentedey. A su paso por Cigüenza, el Nela origina otra bella estampa a la vez que divide esta animada población en dos núcleos. Bajo la ermita de Nuestra Señora de la Tabla se apiña un cuidado caserío. En la otra orilla, resalta la iglesia parroquial de San Lorenzo, datada en el siglo XVIII.
En las orillas del río Nela se emplaza este tranquilo núcleo rural, formado por varias casas tradicionales, otras mas modernas y una pequeña iglesia. La ribera del río conforma un lugar ideal para el ocio: la pesca, el baño, la merienda o el paseo.
El río Nela delimita la merindad y el territorio de Medina de Pomar. Junto a sus orillas se estableció esta pequeña población. En su núcleo resalta la torre cúbica de su iglesia parroquial.
Junto a la carretera, aislada del resto del conjunto, se alza la Granja de los Ribacardo, una construcción defensiva del siglo XIV, que tras posteriores usos y una excelente rehabilitación, hoy se ha transformado en una acogedora posada. Se trata de una de las edificaciones mejor conservadas de la Merindad.
Los habitantes de Villanueva la Blanca siempre han estado vinculados a la actividad agraria. El conjunto, organizado en torno a una plaza, deja a uno de sus lados la iglesia de San Pedro, un edificio de una sola nave del siglo XVII que destaca por su interesante altar y por su gran volumen.
Estamos ante uno de los mejores conjuntos artísticos de la merindad. Al otro lado de la carretera, los Díez Isla levantaron un palacio con una bella arquería y un patio amurallado anterior a la construcción, al que se accedía a través de un excelente arco. En las cercanías del palacio es posible admirar la ermita de Torrentero y apreciar sus orígenes románicos.
En la falda del monte de Castellanos se emplaza este núcleo urbano. En su parte alta resalta su iglesia parroquial, una construcción en cuyo ábside está presente su estilo románico. Cercana a la iglesia existe una pequeña torre defensiva. Pero el edificio mas relevante es el Palacio de los Saravia de Rueda, un edificio señorial y defensivo del siglo XVI que aún muestra su carácter en una torre y una de sus fachadas.
Ubicado en una suave ladera junto al río Nela, esta pequeña población, que aún conserva buenas muestras de la arquitectura tradicional, se une a la capital de la merindad, Villarcayo, por tres puentes. Dos de ellos comunican con las piscinas naturales y el espacio verde del soto, y un tercero, una gran pasarela metálica, da acceso a la zona del camping, las piscinas municipales, el área de recreo de las Francesas, la presa de Churruca y la Residencia.
Estamos ante el mejor conjunto artístico de la merindad. Salazar, declarado Bien de Interés Cultural, guarda en sus calles un denso patrimonio artístico: sus sólidas casonas blasonadas, sus torres y palacios, sus iglesias, sus fuentes, su crucero y sus armoniosas casas tradicionales que tienen en la solana, el portalón y el patio sus elementos mas singulares.
Desde el pequeño alto donde se emplaza este tranquilo núcleo se divisa una excelente panorámica de la Merindad y de su capital, Villarcayo. La actividad agraria ha dejado huella en el entorno mas cercano y en la modestas construcciones populares.
La silueta del campanario de una pequeña iglesia de estilo popular resalta sobre la silueta del conjunto.