Si por algo tiene gran renombre nuestra es villa es por el Chorizo. La industria chacinera alcanzó su máximo esplendor en la segunda mitad del siglo XX con la empresa de la familia Uriarte. En aquellos años el Chorizo de Villarcayo era conocido y se distribuía por todos los rincones de nuestra geografía.
Hoy, tanto el chorizo como otros productos gastronómicos de la Villa gozan de una excelente y bien merecida fama, basada en la utilización de unas materias primas sanas y de primera calidad. Entre los productos de la villa destacan los cárnicos como el tradicional chorizo, las famosas morcillas, el tierno cordero o las excelentes carnes de vacuno que ya cuentan con una marca de garantía controlada. El tradicional licor de Guindas contribuye a poner la nota festiva.
Además en Villarcayo se transforman y elaboran otros productos como las patatas fritas, los quesos frescos, los derivados de la miel, los derivados del pollo, los productos hortícolas, y una larga colección de dulces como pasteles, pastas o bizcochos. El territorio ofrece al visitante variados productos como las setas de temporada, las truchas o las diferentes piezas de caza.
Una parte de estos productos gastronómicos se reflejan en las cartas de los selectos restaurantes, uno de los pilares básicos en la oferta turística de la localidad. Los establecimientos de restauración de Villarcayo han sabido conservar las recetas tradicionales de la cocina castellana e introducir una serie de platos propios de la cocina vasca, entre los que destacan los frescos pescados del Cantábrico. Los restaurantes de Villarcayo y la Merindad se caracterizan por ofrecer una excelente relación entre calidad y precio. Existen establecimientos para todos los gustos y presupuestos.
Además de sus productos gastronómicos, ahora podrás llevarte de la villa un recuerdo: una de las artesanales velas aromáticas que elabora una asociación local de discapacitados, ASAMIMER.